Ante estos tiempos que estamos viviendo, consideramos fundamental seguir garantizando los alimentos a las 120 personas a las que de lunes a sábado se les hace entrega de un menú completo, compuesto por un primer plato, un segundo plato, pan y postre, listo para el consumo en sus propios hogares.
Atendemos a un sector de la población muy vulnerable, cuya precariedad no hace más que agravarse en pleno declive económico que la crisis sanitaria ha traído consigo.
El recurso de catering social ha extremado las medidas higiénicas, adaptando el reparto de comidas a la nuevas situación. La entrega se hace a cada persona de forma individual, no pudiendo proceder a la retirada del siguiente menú hasta que la persona anterior se haya retirado. Toda la manipulación de bolsas y envases se hace con guantes. Así mismo se suspende la participación de voluntariado en la actividad, quedando limitado y controlado el acceso a las instalaciones.
Desde que el domingo 15 de marzo se decretara el estado de alarma observamos un incremento en la demanda de alimentos entre la población del barrio, que se explica por el cierre y/o disminución de la actividad de otros recursos sociales de la zona, y a la pérdida de empleo y de percepción de ingresos a causa del cierre de un gran variedad de actividades comerciales.